sábado, 9 de mayo de 2009

EL JEFE MAS JOVEN DE LA HISTORIA


ESTA FOTO TIENE HISTORIA

(De izquierda a derecha: "Limoncito", el fotógrafo amigo de mi padre, Juan Carlos, Don Jaime, esposo de la dueña de la obra; mi hermano Valentin. Y el pequeñito soy yo. Mi padre sacó la foto).

Y ESTA ES LA HISTORIA:

Cuando yo tenía 8 años de edad, un día de diciembre, mi padre y mi hermano mayor, ambos de nombre Valentín, se acercaron a mi y me pidieron un favor para ellos muy grande. Lo recuerdo tan bien como si fuese hoy. Con la debida ceremonia me pidieron que me sentara a la mesa y el más viejo me dijo esto:
-"Mira, tu sabes que estamos haciéndole la casa la señora "Chila" y ella nos pidió que le diéramos trabajo a su cuñado Juan Carlos, que es bombero, pero que no le trabaja un día a nadie... por eso ella quiere que despabile y se decida a trabajar. El asunto es que estos días el hombre se sienta a descansar cada diez minutos y así no se puede tener a un trabajador, pero tampoco lo puedo despedir o retarlo, por que es el hermano de su esposo y eso me traería problemas.."
Entonces yo les dije:
- "¿y que quieren que yo haga?". Entendiendo que por algo me estaban contando eso a mí. Ambos se miraron y luego mi padre siguió con su idea:
-"Queremos que trabajes para nosotros con la exclusiva tarea de que seas el jefe de Juan Carlos, que cuando lo veas sentado o sacando la vuelta, lo pongas a trabajar... y como tu eres niño, te hará caso, ya verás".

Como yo siempre tuve el entusiasmo frente a las propuestas familiares acepté y propuse mi sueldo, por que ellos me dijeron que me pagarían lo que pidiera. En ese momento recordé a don Pedro de valdivia y a ese tan bonito billete de $500 de la época y ese fue mi sueldo semanal por tan importante misión estratégica.

Hay que tomar en cuenta que era un niño con entusiasmo, me levantaba a las 7 A.M. de lunes a sábado y pude desempeñar mi trabajo con mucha eficacia, por que siempre me las ingenié para hacer trabajar al hombre, que era, a decir verdad, bastante bueno para sacar la vuelta y eludir su trabajo. A veces yo le quitaba las herramientas al verlo descansar y me ponía a hacer su trabajo, con lo que él era incapaz de seguir descansando.

Semanas después, me dediqué también a realizar otros trabajos más livianos, como hacer orquillas de cadena, enderezar fierros delgados, etc. Ah!... y hacía la ensalada de tomates todos los días a la hora del almuerzo, el cual llevábamos desde la sabrosa cocina de mi madre cada día. Con los años me volví un experto ayudante de maestro.

Por eso siempre cuando recuerdo esta historia entre mis amigos, digo que he sido el jefe más joven de la historia.

En esos días también surgió "la historia de los melones", que mi padre siempre la recuerda y más aún ahora que soy padre, por que cada vez que pasaba el caballero de la carreta vendiendo melones y sandías, y no veía yo intención de compra de su parte le decía: "yo, cuando sea grande, le voy a comprar muuuuuchos melones a mis hijitos". El siempre se reía y terminaba comprando un par de melones para la cuadrilla de trabajadores. Hoy me pregunta riendo, si le compro melones al tin, mi hijo.

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