martes, 12 de agosto de 2008

NUESTRO PASADO


LO QUE A VECES SE DESEA OLVIDAR

No recuerdo a alguien que me haya dicho que está feliz con su pasado. Y seguramente eso es por que los chilenos nos conocemos mundialmente por ser pesimistas y desconformistas. Sin embargo, lo que olvidan mis compatriotas es que somos lo que fuimos. Sí, siempre somos el reflejo de nuestro pasado. Dependiendo de como nos criaron nuestros padres, de las cosas buenas y malas que nos inyectaron es como somos de adultos. Yo no quiero olvidar mis orígenes humildes por que me enorgullece tanto sacrificio de mis padres por mantener alimentada, educada y honesta a tan numerosa prole de ocho cabezas, una locura hoy para cualquiera. Y siempre lo reconozco entre mis amistades, si hubiese sido hijito de papá, quien sabe que monstruo sería hoy. Muchos apostaron que siendo el único abogado del pueblo natal los olvidaría por completo... muchos perdieron dinero entonces. Lo cierto es que mi destino se trazó a mis escasos siete años, cuando mostraba mis primeros talentos y recibí ese cálido y orgulloso apoyo paterno, ese reconocimiento que te da seguridad y algo carente en chile... el entusiasmo de hacer cosas, de crear, de atreverse a innovar y olvidarse de los esquemas tan aburridos de los adultos. Hoy los niños crecen entre programas de TV y juguetes novedosos. Ayer yo jugaba con tierra creando calles, puentes y bosques, sin demandar juguete alguno... y creanme... recuerdo con emoción esos días, por que jamás me sentí un niño pobre al saber que me entretendría con la creación de mis propias manos.

Hoy el sentimiento no es muy diferente... disfruto mas que de mis logros profesionales, de esa chispa creativa que tengo aún de niño, que me hace construir cosas para la felicidad de los que quiero... un mueble... un juguete...lo que sea...por último solucionar un problema doméstico que otro no puede.

Así entonces, yo no deseo olvidar el pasado... el pasado me nutre, me da fuerzas para descubrir que la magia de la vida no está en las metas impuestas por la sociedad o el estado... todo radica en lo que tu alma de niño te permite mantener y disfrutar con los tuyos. Lo demás... poco importa.

En suma, la vida es un arcoiris... comienza en la base... puede mostrarte muchos colores, se eleva hasta el cielo de tus proyectos y sueños, pero luego vuelve a la base sólida... de donde se inició toda tu existencia. Al llegar al final de tu tiempo, vuelves inevitablemente a tener ese espíritu de niño... y si lo reconoces a tiempo serás felíz... si reniegas de tu origen de vida... habrás vivido en este mundo en vano.

No hay comentarios: