sábado, 24 de enero de 2009

PUEBLO PERDIDO


TITULO 1º

BAJO LA SOMBRA DEL QUILLAYQUÉN

CAPITULO III

LLEGAN LOS COLONOS

La tierra sigue girando de prisa. Los astros siguen su loca carrera para morir. Todo cambia, todo tiene su fin, pero para los hombres eso es parálisis, no vivirán para ver el fin de los tiempos, sólo pueden ser partícipes de una pequeña gota de ilusiones en la inmensidad de la tormenta y como siempre, creerán ser los protagonistas de todo.

La diosa tierra, confabulada con el Sol, ha vencido en este lado del mundo y las aguas inician su retirada hasta el oceano. Los pantanos dan su rico limo a las plantas y flores, preparando el escenario para los nuevos visitantes. Hombres pálidos y desaseados se aproximan nuevamente por el norte, abrazados por sus pesados atuendos brillantes de hojalata y carretas hechizas. Muchos de ellos se acercan en el lomo de bestias formidables, nacidas en el norte más lejano, ellos sienten que están descubriendo el paraíso semita.

Entre los jinetes viene un hombre lleno de sueños de aventuras y riquezas, ha dejado su patria allende el mar inspirado por un sueño e historias de bares viejos. Siendo muy pequeño, su padrino lo llevó a la ciudad para que se hiciera un hombre de bien, lo rodeó de curas y frailes, pero siempre se las ingenió para escabullirse entre los estrechos pasajes de la bahía de Cádiz, segado por la curiosidad de conocer hasta el último detalle de lo que hacían sus vecinos mercaderes, pescadores, marinos y cuanto sujeto visitaba el lugar. Por las tardes mirando el oceano se preguntaba si serían ciertas las historias y rumores que oía de marinos ebrios sobre el nuevo mundo. Los años forjaron sus sueños de viajar al otro lado del mundo y los sacerdotes no lo acercaron a su Dios más que a sus deseos de aventura. José, del pequeño pueblo de Zamora, criado a la muerte de su padre mucho más al sur en Cádiz... había nacido para emigrar.

Siendo uno de los pocos hombres con conocimientos en lenguaje y matemáticas, resaltaba sobre el resto de sus acompañantes, forajidos e irascibles seres que vivían más por instinto que por estar atados a un deseo de grandeza.

El sol ataca sus cabezas y trata de enseñarles que la vida en estas tierras no es fácil y que deben luchar por mantener un sitio útil para todos. No es un sueño, talvés una pesadilla conjurada... no desean alejarse mucho del punto de partida de tan numerosa caravana. Ya les advirtieron que mas al sur los nativos son salvajes, que robarán sus enseres y mujeres, que los dejarán morir sin consideración alguna, por que son extraños y nada bueno se espera de ellos en esos parajes, ya ha corrido sangre... el nuevo mundo ha sido pisado por los europeos y para siempre. Estas tierras no tienen identidad humana propia, han llegado los colonos.
- ¡Ocupad toda la tierra hasta donde vean vuestros ojos!, ¡por que si los nativos dicen que la madre tierra es de todos, entonces no es de ellos y puede ser nuestra!


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