Creemos que nunca nos sucederá... si hasta reimos burlonamente al verlo en otros, pero la verdad es que a todos nos pasará en algún momento. Las obsesiones son parte de nuestra experiencia, de aquellas que traen a nuestras vidas la frustración y el dolor. Quién no ha experimentado este flagelo humano que alce la mano para cortársela por mentiroso.
En lo personal, hace un tiempo ya experimenté la obsesión mas dulce y dolorosa que seguro jamás volveré a vivir. La que te confunde la mente y pone nervioso el corazón. Resultó llevar falda, orgullo y mucha determinación a volver algo bello en tormentoso. La vida entonces se vuelve oscura... la luz no llega hasta tus pies y pareciera que el sol hierve tus neuronas, por que lo lógico resulta obvio pero extrañamente se desea imperiosamente ignorar para ir tras un sueño imposible. La dulce y amarga obsesión a veces dura años y nos lleva a conocer en lo más íntimo la infelicidad. Por esto les digo algo con conocimiento de causa... las obsesiones son nuestras, inevitables, cuando pasan somos más maduros, pero siempre llevan esa dualidad... ser dulce y agraz.
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