sábado, 17 de abril de 2010

PUEBLO PERDIDO


TITULO 3
HISTORIAS DE PUEBLO
CAPÍTULO X
PANDILLAS DE COLTAUCO

- Este era sólo un villorrio... escasamente los zorzales se inquietaban con los hombres y el quiltehue cantaba feliz ante tanto pastizal y potrero abandonado donde hacer sus nidos. Este pueblo, sigue siendo indómito y su gente, ya no es la misma.
El pastor se pierde luego en la polvorienta avenida y la gente lo mira con burla. Y es que en Coltauco todos son católicos y escuchan cada domingo la misa en latín y no saben siquiera hablarlo.

El pastor les cuenta cada fin de semana algunos pasajes bíblicos y los asusta con el apocalipsis que ya viene y nadie está arrepentido. El pastor nunca ha tenido ovejas, pero descarriadas hay allí por montones. Todos hijos de un mismo Dios, no quieren sentirse hijos del mismo padre y el cura del pueblo ha dicho que es pecado escuchar a los evangélicos.
Así, perdido entre unos bosques de álamo, con sus propias manos, el pastor ha construído su templo para orarle a Dios, pero sigue solo... solo... por ahora.

El fin de semana, los jóvenes del lugar siguen visitando la cantina y una que otra vez se instala un baile. Las hermosas jóvenes, desean un marido y salen de sus casas, muchas de ellas con su herma menor o el varón de la casa.

El galán es maestro, y proviene de una familia rica empobrecida, pero su orgullo nunca ha decaído. Es de aquellos jóvenes que por su pasado de abolengo, nunca se siente pobre y el dinero de su trabajo lo gasta todo en fiestas y mujeres. Su buena presencia y caracter extrovertido le ha hecho acreedor de muchas relaciones amorosas, desde su corta edad y eso despierta rivalidades y desconfianzas por muchos.

Pero Segundo nunca anda solo. Sus amigos lo siguen donde vaya, por que su generosidad en la barra es famosa y siempre paga corridas de tragos para todo aquel que lo acompañe.

Pero el sábado nunca termina bien. Por más de un año en la oscura calle que lleva a la plaza de armas, dos bandas se enfrentas en violentas riñas. Los golpes de puños y rostros sangrantes, son el resultado y las costillas rotas, algo común.

Aquella noche de otoño, Segundo extrañó a su amigo Carlos y tras beber unas copas, instó a sus amigos a salir en su búsqueda. Coltauco parecía entonces una aldea abandonada. Nadie estaba en las calles y la luna era única testigo de tanto dolor. Pronto un cuerpo pegado al polvo y hojas caídas dibujó un triste paisaje de muerte. Los amigos llenos de pesar cargaron el cuerpo en sus hombros y lo llevaron ha casa de su madre, que guardó luto por su hijo hasta su propia muerte.

Al día siguiente, la pandilla sospechosa del crimen estaba desaparecida. ninguno de sus miembros apareció a beber un trago. Todos comentaban en el pueblo que los asesinos estaban en sus cuevas, pero que Segundo no se quedaría de brazos cruzados.

El pastor ese domingo llamó a los pecadores a arrepentirse por tanto pecado. El cura pidió por el alma del muerto y golpeó las puertas de san Pedro para que lo recibiera en su santo reino.

Coltauco estaba tenso... nadie salía de noche y la muerte rondaba el valle. Los perros ahullaban más que nunca y la gente no dormía bien. Una depresión colectiva se apoderó de todos, que con resignado pesar pudo ver la batalla más grande de pandillas nunca vista en esos lejanos parajes.

Las cuchillas en la mano derecha y chaquetas envueltas en el brazo izquierdo, para desviar los cortes del enemigo, mostraban una escena vélica de libros de historia. Esa tarde, con la horación, ambos bandos se retiraron a curar sus heridas y así dos semanas siguió la pelea, pero nadie muere.

Las familias más respetadas han hecho una lista y una solicitud formal al alcalde, pidiendo el destierro del jefe de una de las pandillas y de toda su familia.

-No queremos derramamiento de sangre en este pueblo, y la gente de bien sabe que el maestro proviene de una familia pudiente y de respeto, así es que debe ser desterrada la familia del jefe de la pandilla que dió muerte a un jóven hace unas semanas. Los Fuentes deben irse!.

La autoridad asiente, pero sabe que no será fácil ejecutar la orden.
Un par de días pasan y un grupo de soldados fuertemente armados, provenientes del Regimiento más cercano, se llevan a la familia Fuentes lejos de Coltauco, al destierro, con prohibición de regresar algún día a su tierra natal, donde fueron declarados públicamente personas indeseables, autorizándose a todo coltauquino a darles muerte si los ven por estos lares.

Coltauco descansa por fin... el maestro sigue alegrando las noches de bares y fiestas y cada dama del lugar sigue soñando con ser la elegida de tan famoso galán.

Años después, él también se marcharía, al no poder cumplir tantas promesas de matrimonio en un sitio tan pequeño.

No hay comentarios: