TITULO 4SUJETOS DE AMOR, ODIO Y MUERTECAPÍTULO II
EL JUEZ RURAL
1.- DE LA ZARZA Y EL MANÍ
No ha sido fácil para algunos convertir pantano en secano. No ha sido fácil para muchos convertir las tierras despreciadas por los ricos, en prósperos vergeles. La tierra ubicada cerca del río loco perteneció siempre a las ranas, y aparte de su canto y leyendas de ánimas y penaduras, nadie buscaba su amparo.
Pero al pasar del tiempo el bosque y el pantano pierden espacio y los nuevos colonos que con sacrificio llegan a este pueblo, arman sus granjas y predios para forjarse un futuro en esos lares. Los diques y cunetas profundas, apaleadas por el obrero recio del campo, espalda desnuda brillando al sol, han convertido lo inhóspito en milagro.
De entre la zarza mora y el barro, surge el sueño de un hombre, que llegó un día con lujosa carreta y hermosa esposa a estos lares. Su traje oscuro de buen y refinado corte y sombrero de copa, le dieron su chapa y respeto inmediato, era don Clodomiro, un hombre de gustos elegantes y finos, de exquisito diálogo e indiscutible clase... de esa que se trae a cuestas sin consultar el bolsillo.
De familia numerosa, como se lo ordenaba su religión, y todos muy obedientes, hicieron del sueño de su padre una realidad, al verlo enfermo. Él, por su parte, sólo pudo hacer de ellos unos caballeros con estudios. El menor de ellos, que heredó su nombre y estilo, fue enviado a Santiago a estudiar derecho tras una acalorada discusión sobre como tratar a los inquilinos.
-Pero padre, no los hagas comer a todos en una batea... no ves que siempre hay uno que come más que el resto!
-Hijo, qué sabe ud. de obreros... ellos son felices así... no ve que comparten alegremente la comida!
-Pero padre, parecen cerdos peleando por el afrecho!
Tras años de estudio, el hijo volvió a casa con su tremendo diploma, firmado por todos los ministros de la Corte Suprema de Justicia...
_Padre, aquí tienes mi título, sentémonos a discutir ahora...
El hombre muy senil, bastón en mano sólo sonrió y le dijo:
-¿preguntó ud. hijo a los excelentísimos ministros de la corte suprema si aún tiene alguno de ellos a su padre vivo?
-El joven abogado frunció el ceño y tras un ligero juego de ojos sentenció:
-Padre, los supremos son todos como de su edad... a ninguno ha de sobrevivirle su padre.
El ancianó dejó ver una sonrisa burlona y mientras se retiraba del lugar le dijo alzando el bastón:
-Ahí lo tiene hijo... ya no tienen un padre que los mande!..., pero ud sí.
Con los años, el anciano campesino había formado su respetable fundo, donde cosechaba cada temporada el mejor maní del país. Sus infinitos contactos sociales y amistades en todo el territorio le dieron buenas divisas y sus hijos pudieron con esa lección, crear sus propios negocios, marchándose del lugar, para dejar a su padre en compañía de sus inquilinos y de su hijo abogado, que nunca recibió dinero por sus causas, pero sí muchas especies, como cerdos, gallinas, corderos y cuánto pudiesen los campesinos pagarle por su esmerada y letrada ayuda.
Hasta que un día lo llamaron desde Santiago para informarle que había sido nombrado Juez Rural de Coltauco y sus alrededores.
-Caramba, fue su primera expresión
-en el trmendo lío que me estoy metiendo.
Con los años, esta expresión, la recordaría muy seguido, al ver que sus decisiones, cambiarían la vida de muchos... e incluso la suya.
Las leyes y el campo fueron su pasión y se le conocía de dos formas, con su terno gris y maletín a cuestas, cuando trataba conflictos entre vecinos, y de ojotas, pantalón y camisa arremangados y bajo una chupalla, cuando estaba guiando el manizal de su padre.
2.- CON LA BALANZA...Y A CIEGAS
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